¿Cómo saber si esa prenda de ropa que tanto te gusta es de buena confección? Es una pregunta que nos hacemos cuando vamos a comprar y nos topamos con una prenda que nos enamora, pero que no nos convence por su calidad.
Es muy decepcionante comprar un conjunto que te gusta mucho y descubrir que tras el primer lavado ha perdido el color, la forma, se ha deshilachado o ha perdido los botones. Por ello, resulta necesario saber reconocer los elementos determinantes en torno a la calidad o no de una prenda.
El patrón y el tejido: elementos decisivos para la calidad de las prendas de vestir
La calidad de las prendas de vestir está determinada por factores como las características del tejido, el patronaje, el corte y el trabajo de confección.
El patronaje es el enlace entre el diseño o esbozo y la confección final de la prenda. Uno de los elementos básicos que condicionan la calidad final. Un patrón bien elaborado será el soporte perfecto para el corte y la confección y, por tanto, la clave para la obtención de una prenda que se adapte correctamente al cuerpo y que podamos vestir para lucir impecables. Para ello es fundamental respetar la simetría del diseño.
La ropa confeccionada con bajos costos suele presentar imperfecciones de patronaje que se traducen en largos incorrectos en los pantalones, medidas erróneas en mangas y hombros, o costuras sobresalientes y no confortables. En definitiva, prendas de ropa que no sientan bien y que son incómodas de llevar.
Cuando vayas a comprar, opta siempre por tejidos de calidad, resistentes, que no destiñan y que no provoquen reacciones como picores o agobio. Para ello, presta atención a la etiqueta. En ella encontrarás toda la información sobre los tipos de tejido que la conforman. Lo recomendable es que optes por aquellas prendas elaboradas con tejidos hechos con fibras naturales como el algodón, la lana o la seda. Son más resistentes que los tejidos sintéticos.
¿Cómo comprobar la calidad del tejido?
Para muchos el grosor de la tela es un buen indicador de la calidad de una pieza de ropa, siempre teniendo en cuenta las particularidades de los diferentes tipos de tejidos. Cuanto más grueso sea, mejor calidad y mayor resistencia al desgaste atesorará.
Uno de los trucos más extendidos es comprobar la calidad del tejido poniéndola a contraluz. Menor transparencia, mayor calidad. El tejido debe ser comprimido, sin espacios entre hilos o fibras que puedan convertirse en un punto de rotura o enganche.
Dependiendo del tipo de tejido resulta interesante comprobar si se arruga con facilidad. Para ello, se recomienda apretar un trozo de tela durante unos cinco segundos y después soltarla.
Otra de las características que te puede desvelar si la tela es de calidad es su elasticidad. Estira un poco la tela con las dos manos. Si no pierde la forma eso significa que se trata de un tejido de buena calidad.
Resulta imprescindible que te fijes en las instrucciones sobre su lavado. Es mejor evitar las prendas que requieran un lavado en seco.
Costura y confección: detalles que te ayudan a evaluar la calidad de la ropa
Aunque a veces pasa desapercibida, la costura es otro elemento clave que nos habla de la calidad de la ropa. La ropa bien confeccionada tiene costuras de gran resistencia y reforzadas con diversas puntadas. Deben verse planas y sin irregularidades. Para asegurarte, dale la vuelta a la pieza de ropa y observa su terminación. Desecha las prendas que tengan los bordes sin rematar.
Fíjate en los acabados de interiores, dobladillos y pliegues. Las costuras deben estar bien rematadas y con una forma regular. Deben encajar bien unas con otras y si la pieza tiene otros complementos, también deben encajar a la perfección con las costuras principales. Para ello, deberás observar las mangas o bolsillos para comprobar si coinciden las puntadas. En las prendas con tejidos con rayas o cuadros, las costuras deben hacer coincidir los patrones para que no se noten. Señal de que se ha utilizado más tela para poder cortar las piezas de manera individual y así hacerlas coincidir a la perfección.
Para los más altos es importante fijarse en si existe posibilidad de alargar el dobladillo. La ropa bien confeccionada siempre incluye un dobladillo con centímetros adicionales para facilitar su extensión si fuese necesario.
Fíjate en los bolsillos y forros interiores, son detalles que denotan la calidad de la confección. Deben ser gruesos, de calidad y en línea con el tejido principal.
No te olvides de los ojales, los botones y las cremalleras. Los ojales son uno de los detalles que te pueden revelar fácilmente si la prenda es de calidad o no. Tienen que estar bien rematados, sin hilos sueltos y con una obertura adaptada al tamaño de los botones.
La ropa de calidad, por lo general, oculta la zona de la cremallera o los botones con una porción de tela. Son detalles integrados en el diseño, por lo que no deben resaltar.
Comprueba que la cremallera y los botones son de un material adecuado y que funcionan bien. Hay quienes recomiendan decantarse por las cremalleras de metal ante las plásticas que son menos resistentes y más difíciles de manejar.
Incluir material de recambio es otra señal de calidad. Cuando la prenda incluye botones o hilo de recambio significa que ha sido concebida como una prenda de larga duración y que, en consecuencia, necesitará arreglos o modificaciones.
Ten en cuenta que un precio alto no es sinónimo de que un tejido es de calidad o no. La ropa bien confeccionada no siempre es cara o viceversa. Lo prioritario es saber distinguirla atendiendo a los elementos antes mencionados.
Como ves, una prenda con una buena confección en la que se cuiden detalles como el patrón, el diseño, la confección y los complementos es una prenda de calidad que durará y que podrás disfrutar durante mucho más tiempo. Un punto a favor de la sostenibilidad frente al auge de la ropa low cost y de baja calidad, sostenida por la filosofía de usar y tirar.