¿Se puede planchar la seda? Claves para mimar este delicado material

¿Se puede planchar la seda? Es la pregunta que muchas personas se hacen cuando adquieren una prenda de vestir fabricada con este delicado material. Contrariamente a lo que se pueda pensar, dadas las características de la seda, sí que se puede planchar, aunque siempre a temperatura baja y siguiendo unas indicaciones. Este y otros trucos para que mantengas tus prendas de seda en las mejores condiciones posibles te los daremos en este artículo. Toma buena nota si quieres mimar este material y hacer que perdure en el tiempo con el aspecto del primer día.

Consejos para planchar la seda

La seda que se usa en la industria textil es producida por el conocido como gusano de seda, una especie de mariposa en su fase de larva. Algo tan diminuto produce uno de los tejidos más valorados y preciados del mundo, con características inigualables por ningún tejido sintético. Su brillo natural, que refleja la luz en diferentes ángulos; su textura suave y lisa, pero sin llegar a ser resbaladiza; y su fortaleza la definen de forma objetiva. Pero hay algo que la hace única y que es intangible: su elegancia.

Se trata de una tela delicada y lujosa, que puede romperse o mancharse con bastante facilidad. Esto hace que muchos opten por las limpiezas en seco, aunque con extremo cuidado se le puede realizar un lavado tradicional, pasando por el posterior secado y escurrido sin salir de casa. Además, si cuentas con una plancha de vapor, te será mucho más fácil realizar todos los pasos que te vamos a dar a continuación.

Cuidados previos al planchado de la seda

– En una cubeta o lavadero lleno de agua tibia, añade unas gotas de detergente suave o suavizante; frota suavemente con las manos la prenda para deshacerte de las manchas u olores que pueda tener. Cuando la enjuagues posteriormente, puedes dejarla en remojo unos cinco minutos, e ir renovando el agua hasta que desaparezcan las burbujas que indican que todavía hay restos de jabón. Es importante que el agua sea pura y limpia, y que no contenga añadidos como el cloro.

– En el momento de quitar el exceso de agua, es importante que escurras la seda sobre una toalla, haciendo que esta se encargue de eliminar la humedad. Se trata de un tejido que se recupera muy bien de la humedad que pueda tener, por lo que no optes por exprimirla con fuerza, o podrías provocar alguna rasgadura o estiramiento.

Ahora sí: ¿cómo planchar la seda?

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Para conservar todas sus propiedades es vital aplicarle los cuidados que necesita y merece; y entre ellos se encuentra la forma correcta de plancharla, para que luzca como el primer día, pero sin arrugas. Una blusa o vestido de seda va a adquirir arrugas, marcas y dobleces con el uso; y lo ideal es optar por un lavado previo, para después plancharla, sin que llegue a secarse el tejido del todo.

Por lo tanto, debe estar húmedo, algo fácil de conseguir si elijes un lavado a mano, ya que no es aconsejable que estas prendas se introduzcan en la lavadora. Si la prenda no necesita un lavado pero sí un planchado, puedes rociar toda la prenda con agua para humedecerla igualmente antes de pasar la plancha. Otro truco es dejarla colgada mientras te duchas, para que el vapor la humedezca.

Como en cualquier prenda, en el interior encontrarás una etiqueta que te explicará de forma específica las condiciones de lavado y planchado. En cuanto a esto último, también te indicará la temperatura a la que deberás hacerlo. En caso de no ser así, bien porque has quitado la etiqueta, o porque ya no la tiene por alguna otra razón; deberás seleccionar en la plancha la temperatura mínima. Esto es especialmente importante si se trata de seda natural o salvaje. Algunas planchas cuentan con una opción de planchado para sedas y prendas delicadas, y ajustan automáticamente una baja temperatura.

Antes de encender la plancha, asegúrate que la suela está perfectamente limpia y lisa. De no ser así, aplica un paño humedecido en una mezcla hecha con agua y bicarbonato (una cucharada de líquido por dos de bicarbonato, con lo que obtendrás una pasta). Con esto retirarás los posibles restos de fibras de otras prendas que hayas planchado anteriormente. Es importante que no te saltes este paso, ya que si la suela no está limpia pueden aparecer manchas inoportunas con posterioridad en la prenda de seda.

Una vez limpia, enciende la plancha y ajusta la temperatura, según te indicábamos unas líneas más arriba. Una vez te indique que ha alcanzado la temperatura correcta (en un margen de cinco minutos ya estará lista), podrás planchar la seda. Un paño de algodón puro, blanco y limpio te servirá de ayuda a la hora de recubrir toda la mesa de planchado. Esto hará que no haya transferencia de colores al tejido de la seda.

Recuerda hacerlo siempre por la parte interior de la pieza (la parte que es mate), para que no aparezcan brillos indeseados si se hace por la parte externa. Comienza aplicando poca prensión, sobre todo si es la primera vez que planchas una prenda determinada. Además, puedes empezar por una esquina discreta, por si tuvieses que regular la temperatura posteriormente. Todo esto hazlo con el paño de algodón encima de la parte a planchar: que nunca toque la suela de la plancha directamente con la seda.

Procura que las pasadas sean rápidas, alisando previamente con tu mano la superficie a planchar, para evitar dobles arrugas. Además, no dejes mucho tiempo la plancha en una misma zona, ya que correrás el riesgo de quemar esa parte.

Si algo de humedad se filtra a través del paño de algodón por la parte de arriba, no te preocupes. Una vez terminado el planchado, la prenda seguirá todavía húmeda; por lo que deberás colgarla en una percha adecuada, evitando que se deforme, y esperar a que seque completamente.

Con estos consejos conseguirás que tus prendas de seda luzcan como el primer día y sabrás que planchar seda es posible. Únicamente ten un poco de cuidado a la hora de hacerlo y no dejes que las arrugas te quiten las ganas de ponerte de nuevo esa prenda de seda que tanto te gusta.